Fase de Formación
La formación es un proceso integral que de manera permanente y gradual, promueve el desarrollo de competencias y el logro de aprendizajes significativos para los agentes educativos del Programa.
Es Integral, porque involucra aspectos tanto de desarrollo personal como para el desempeño social y teórico metodológico.
Es Permanente, porque no sólo se da en los eventos de formación sino porque se promueve y se fortalece en aspectos de la vida cotidiana y al realizar el trabajo mismo; además de que impulsa la autoformación, entendida ésta como la acción en la cual los participantes en el Programa identifican sus fortalezas y áreas de oportunidad y planean actividades para desarrollar y fortalecer alguna competencia, a través de planes de mejora.
Es Gradual, porque a través de la implementación del Programa y del proceso de formación se van identificando las competencias que se requiere fortalecer o desarrollar, y a las cuales se les va dando respuesta de una manera organizada en tiempos y contenidos.
La formación que propone el Programa tiene las siguientes características:
• Promueve un funcionamiento horizontal y heterogéneo de los participantes, lo que implica una relación de confianza y aprendizaje mutuo entre todos los agentes educativos, aunque desempeñen diferentes funciones.
• Se centra en el fortalecimiento y desarrollo de competencias y en el logro de aprendizajes significativos de todos los agentes educativos, tanto en los facilitadores de la actividad como en los integrantes del grupo.
• Se organiza a partir de los saberes previos de los participantes y de sus estilos de aprendizaje, ya que son elementos básicos para la autorregulación de su proceso de formación.
• Consolida a las coordinaciones de áreas, los coordinadores de zona, supervisores de módulo, promotores educativos, padres de familia y cuidadores como agentes educativos que promueven el desarrollo de los niños y niñas de cero a cuatro años.
• Favorece la creación y funcionamiento de redes de apoyo entre los agentes educativos del Programa para facilitar el desarrollo sus competencias.
• Cuenta con una estrategia de seguimiento y evaluación permanente para los eventos de formación.
• Está integrada por espacios y acciones de formación que hacen posible el desarrollo y fortalecimiento de competencias de los agentes educativos.
• Promueve estilos de liderazgo democráticos en los que se destaca la asesoría y el acompañamiento como estrategias para la formación de equipos de trabajo comprometidos y eficientes.
• Atiende las necesidades formativas de los diversos agentes educativos y de los niños de cero a cuatro años.
• Permite a los participantes hacerse cargo de su propio proceso formativo, es decir, la autoformación, ya que les proporciona herramientas para el reconocimiento de sus fortalezas y áreas de oportunidad, así como para la toma de decisiones y la creación e implementación de planes de mejora.
• Tiene entre sus componentes los ejes curriculares y mapas de competencias tanto de niños y niñas de cero a cuatro años como de agentes educativos, lo cual permite el diagnóstico, el autodiagnóstico, la planeación, el seguimiento y la evaluación de acciones formativas para todos los involucrados.
• Toma en cuenta los sistemas que de acuerdo con el modelo ecológico tienen impacto en el desarrollo de los niños y niñas de cero a cuatro años, porque propicia el enriquecimiento de las prácticas de crianza de todos aquellos que tienen influencia en el desarrollo del niño, a través de la reflexión sobre las creencias y las pautas que determinan dichas prácticas.
• Promueve la implementación de acciones que estimulan el desarrollo de los niños, al convertir las actividades de la vida cotidiana en experiencias formativas que estimulen sus competencias.
• Favorece la creación de comunidades educativas en las que participan todas las personas interesadas en el desarrollo del niño de cero a cuatro años de edad, padres de familia inscritos y no inscritos en el Programa, familias de la comunidad, maestros, educadoras, organizaciones civiles, instituciones, médicos, autoridades locales y promotores educativos.
Estas características de la formación la diferencian de la capacitación porque en tanto esta última privilegia las competencias teórico-metodológicas, la formación, además de ese ámbito, considera la promoción de competencias personales, sociales, con lo cual considera y aborda al ser humano en su totalidad.
Los espacios y las acciones para la formación de los agentes educativos
Para que los agentes educativos desarrollen y fortalezcan sus competencias, en el Programa se cuenta con diversos espacios y acciones de formación. Se denomina espacio de formación al conjunto de situaciones que ocurren en un lugar y un tiempo determinado, en el cual se genera un clima socioemocional propicio para el aprendizaje y donde por medio de actividades planeadas anticipadamente y con base en un diagnóstico que facilita el autodiagnóstico, los participantes hacen un análisis de sus prácticas cotidianas, identifican fortalezas y áreas de oportunidad y toman decisiones para mejorar su desempeño en los ámbitos personal, social y teórico-metodológico.
Otras actividades que promueve el Programa para que los participantes desarrollen las competencias que requiere su operación, son las acciones de formación, que se caracterizan por tener una programación más flexible para su realización. Ejemplo de ello son las redes de apoyo, mismas que se forman para que con una actitud abierta y generosa, los participantes compartan inquietudes, problemáticas, necesidades, así como estrategias exitosas que les permitan ayudarse mutuamente en el desarrollo de sus competencias. Estas redes se forman entre padres de familia, entre promotores, supervisores y coordinadores.
Espacios de formación | Acciones formativas | Modalidades de trabajo |
Eventos | Redes de apoyo | Taller |
Sesiones con familias | |
Curso taller |
Asesoría a distancia | Asesoría y seguimiento | Reunión colegiada |
Reunión de retroalimentación | |
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Otras posibilidades | Evaluación formadora | |
En el cuadro superior se mencionan los espacios, las acciones de formación y las modalidades de trabajo que el Programa propone para llevarlas a cabo.
Eventos de formación
En el cuadro que se muestra más adelante están descritos los eventos que se han diseñado para generar espacios de formación en los cuales se pretende que los participantes, ya sean de nuevo ingreso o con experiencia previa en el Programa, se apropien de los componentes del modelo como son la misión, la visión, los objetivos, el enfoque y el currículo; desarrollen las habilidades para ponerlo en práctica y atiendan sus propias necesidades de formación.
EVENTO |
OBJETIVO |
MES |
RESPONSABLE |
FIGURA A FORMAR |
SEDES |
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Fortalecer el desempeño de los equipos estatales, coordinadores de zona y supervisores de módulo como grupos consolidados de trabajo, a través de la apropiación y articulación de sus funciones dentro de la operación del modelo del Programa de Educación Inicial no Escolarizada. |
Julio y agosto |
COORDINADORES DE ÁREA |
COORDINADOR DE ZONA Y SUPERVISOR DE MÓDULO. |
ESTATAL |
Conocer, profundizar y apropiarse del modelo del Programa de Educación Inicial no Escolarizada y su Plan formativo, a través del trabajo por competencias. |
SEPTIEMBRE |
FORMADORES REGIONALES, |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO y PROMOTOR EDUCATIVO |
ZONA |
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Retomar las experiencias vividas al aplicar los planteamientos abordados en el evento anterior, con el fin de obtener aprendizajes significativos y fortalecer la competencias para mejorar sus prácticas. |
NOVIEMBRE |
FORMADORES REGIONALES, |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO Y PROMOTOR EDUCATIVO. |
ZONA |
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Reconocer las características y el contexto de las familias y niños. Organizar las primeras sesiones. Establecer las bases para el trabajo en equipo entre los promotores educativos. |
SEPTIEMBRE |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO Y PROMOTORES EDUCATIVOS. |
PROMOTOR EDUCATIVO |
MÓDULO |
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Revisar, reflexionar y reorganizar en colectivo las acciones realizadas hasta el momento y reorganizar las futuras. |
MARZO Y AGOSTO |
COORDINADORES DE ÁREA, FORMADORES NACIONALES Y FORMADORES REGIONALES |
COORDINADORES DE ÁREA, FORMADORES NACIONALES Y FORMADORES REGIONALES. |
ESTATAL |
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Atender las competencias personales, sociales y teórico metodológicas que requiere fortalecer o desarrollar la cadena operativa para la aplicación de la metodología del Programa Apropiarse de la evaluación como un medio de revisión permanente que permita reorientar las acciones para el desarrollo de competencias en los agentes educativos. |
Febrero, marzo, abril y mayo |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO Y PROMOTOR EDUCATIVO. |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO Y PROMOTOR EDUCATIVO. |
MÓDULO |
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Valorar el desarrollo de competencias e identificar los logros alcanzados y las limitaciones en la operación del Programa, así como proyectar las líneas de atención a los padres y niños de cero a cuatro años en el periodo de receso y para el próximo ciclo. |
JUNIO |
FORMADORES REGIONALES Y COORDINADORES DE ÁREA. |
COORDINADOR DE ZONA, SUPERVISOR DE MÓDULO Y PROMOTOR EDUCATIVO. |
ZONA |
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Valorar las acciones realizadas en las fases a partir de la revisión de lo planeado al inicio del ciclo y contrastarlo con lo realizado. Desarrollar estrategias de mejora para el siguiente ciclo operativo. |
JUNIO |
COORDINADORES DE ÁREA.. FORMADORES NACIONALES Y FORMADORES REGIONALES |
COORDINADORES DE ÁREA.. FORMADORES NACIONALES Y FORMADORES REGIONALES |
ESTATAL
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Sesiones con familias
Para que los padres, cuidadores y niños desarrollen sus competencias, se realizan las sesiones con familias, que son el espacio donde a través de la reflexión y el análisis de las prácticas de crianza, el intercambio de experiencias y de información, los adultos tienen la oportunidad de tomar decisiones para fortalecer los aspectos que impactan en el desarrollo de los niños.
Asesoría a distancia
Este espacio de formación se realiza en el Programa cuando se mantiene comunicación entre los agentes educativos para intercambiar información o experiencias, para resolver dudas y cuando se asesora sobre temáticas específicas respecto a los contenidos de los ejes curriculares, la planeación de espacios y acciones de formación; o cualquier otro aspecto relacionado con la operación del Programa.
Reunión de retroalimentación
Este espacio de formación se crea cuando al término de una sesión o evento de formación, se destina un tiempo para hacer una breve reunión en la que participa el asesor, que puede ser alguien con una función diferente o la misma que el asesorado, para dialogar sobre las fortalezas y áreas de oportunidad, y donde se establecen acuerdos y compromisos a los que se les dará seguimiento para el desarrollo de
competencias.
Otras posibilidades para la formación
Si bien en el Programa existen eventos ya establecidos para formar agentes educativos más competentes, se tiene la flexibilidad para la implementación de diversas estrategias acordes a las características y necesidades estatales, regionales, de zona o locales. Entre ellas destacan: las miniolimpiadas, los encuentros recreativos infantiles, desfiles, días de campo, kermeses, exposiciones, sesiones demostrativas, foros estatales, reuniones de autodiagnóstico, entre otras. Sin embargo, lo que les da el carácter formativo a estas estrategias, así como a las acciones y eventos, entre otras cosas, es que se hacen con una intención educativa y porque a través de ellas se promueven ciclos de aprendizaje, es decir; que incluyen actividades para reflexionar,
intercambiar información, poner en práctica y tomar decisiones.
Redes de apoyo
Son equipos de trabajo que forman dos o más agentes educativos que, por lo general, desempeñan la misma función; para fortalecer y desarrollar competencias personales, sociales y teórico-metodológicas. Se organizan de manera voluntaria tomando en cuenta la cercanía geográfica, intereses y necesidades comunes, y buscando la interacción entre personas que se destacan por el dominio de alguna competencia, con
otra u otras que se encuentran en proceso. Para tener un funcionamiento eficaz como estrategia de formación, las redes deben hacer un diagnóstico de sus necesidades, identificar las competencias por desarrollar, diseñar una secuencia de acciones, llevarlas a cabo y dedicar un tiempo para la retroalimentación.
Asesoría y seguimiento
Con el fin de mantener la continuidad de los procesos que se detonan en los espacios de formación, el Programa plantea esta acción que se realiza mediante un proceso de observación-retroalimentación y cuya principal característica es que se da en el terreno de los hechos. Los coordinadores de área o de zona, un supervisor o un promotor, pueden llevarla a cabo, partiendo del marco referencial que han construido al participar en el Programa y con el apoyo de un enfoque previamente determinado, asisten al evento o sesión, observan y registran el desempeño de la persona y del grupo que van a asesorar, interpretan lo que observan, definen sobre qué aspectos van a asesorar y finalmente retroalimentan. Esta retroalimentación genera acuerdos que se registran y son un punto de partida para el diagnóstico de las necesidades formativas de los agentes educativos, mismas que serán atendidas en los eventos de formación.
No hay que perder de vista que se debe brindar asesoría y seguimiento a los agentes educativos en la planeación y ejecución de todas las fases de la metodología del Programa.
Evaluación de las acciones formativas
La evaluación se vuelve formativa cuando la valoración de las acciones realizadas permite a los agentes educativos identificar fortalezas y áreas de oportunidad de tal manera que se puedan tomar decisiones adecuadas para reorientar los procesos.
Es un instrumento eficaz para la formación de los agentes educativos porque permite la valoración personal, entre pares y a nivel grupal. Además de que es permanente porque se lleva a cabo a lo largo de todo el ciclo operativo.
En el cuadro anterior presentamos los eventos de formación que se realizan durante el ciclo.
Las modalidades de trabajo en los espacios de formación
El Programa plantea diversas modalidades de trabajo que permiten a facilitadores y participantes fortalecer o desarrollar sus competencias, además de propiciar un funcionamiento horizontal, pues como ya se dijo, comparten experiencias y generan aprendizajes las diferentes figuras educativas independientemente de su función o antigüedad.
El taller
En el taller los participantes construyen conocimientos a partir de su experiencia, ya
que es la reflexión sobre su propia práctica lo que les permite reconocer sus fortalezas y áreas de oportunidad, a la vez que adquieren o incrementan la motivación para emprender acciones con el fin de mejorar. Esta modalidad está integrada por cuatro
momentos.
Los momentos que forman la estructura de un taller fueron diseñados para propiciar ciclos de aprendizaje, de modo que en el Rescate de Saberes Previos en Torno a una Problemática, los participantes, de manera similar a como sucede en sesión, participan en una situación didáctica que les permite revisar sus prácticas cotidianas, reflexionar sobre ellas y darse cuenta de lo que han mejorado así como reconocer los aspectos que todavía deben fortalecer.
En el momento de Análisis Práctico y Desarrollo de Competencias, los participantes tienen la oportunidad de realizar actividades prácticas, reflexivas y que se relacionan con su propia realidad, para fortalecer sus competencias.
En el momento de Socialización de Aprendizajes e Identificación de su Aplicación se realizan actividades para que los participantes tomen conciencia del proceso vivido durante los momentos anteriores y de lo que aprendieron, además de que identifican los productos obtenidos, dónde y en qué van a aplicar lo que aprendieron, precisar lo que les falta por consolidar y plasmarlo o revisarlo en un plan de mejora.
Esta modalidad de trabajo está denominada como Taller para el Desarrollo de Competencias y están establecidos en los meses de febrero, marzo, abril y mayo. En
este espacio pueden ser atendidas indistintamente las competencias personales, sociales y teórico-metodológicas que los agentes educativos requieran fortalecer.
Otra modalidad de trabajo es el curso-taller
Los cursos promueven aprendizajes para el desempeño de las funciones de los participantes, es decir, se enfocan prioritariamente en las competencias teóricometodológicas en términos de instrucción. Están formados por la exposición de un tema por parte del facilitador, quien la realiza con apoyo de diversos materiales: audiovisuales, gráficos e impresos. Su duración promedio es de 30 a 50 horas y se organiza por unidades, talleres y actividades, incluyendo la evaluación de los aprendizajes. Para poder atender las competencias personales y sociales, esta modalidad de trabajo se adaptó al enfoque de competencias combinándola con un taller
en el que se da la lectura, el análisis y la discusión grupal de materiales de apoyo, pero principalmente, en él se realizan actividades para que los participantes se apropien de los componentes del modelo del Programa. Los eventos de Formación Base I y Formación Base II se organizan con base en esta modalidad de trabajo.
La reunión colegiada
Esta modalidad es un espacio de diálogo, discusión, análisis y retroalimentación de diversos aspectos que afectan la operación del Programa en cada una de las fases y permite construir juntos alternativas de solución. Se establece entre agentes educativos que desempeñan funciones diferentes, mediante relaciones de horizontalidad y corresponsabilidad. Estimula en los participantes la colaboración y el trabajo en equipo, la actitud de búsqueda, la producción de conocimientos y el respeto
al consenso. Además, promueve una mejor comprensión de la operación del Programa y se acuerdan formas comunes de trabajo. Se trabaja a partir de problemáticas que se
identifican en la operación de las diversas fases a través de la evaluación permanente
y se envían previamente a los participantes para que lleguen a esta reunión con insumos e ideas que permitan un análisis profundo y la creación de alternativas de solución. Por eso es recomendable que esta modalidad de trabajo se ponga en práctica en reuniones de zona y de módulo. Para aplicar esta modalidad de trabajo, se sugiere la asignación de tareas considerando el nombramiento de presidente, secretario y moderadores; sin embargo, se debe poner énfasis en el propósito, el proceso de análisis y los productos que demanda.
Los aprendizajes significativos y la formación de los agentes educativos
Para lograr aprendizajes significativos en los espacios y acciones de formación, es indispensable tomar en cuenta cómo aprenden los adultos. En el Programa se asume que los adultos aprenden de su propia experiencia y que prestan su atención sólo a lo que responde a sus preocupaciones inmediatas y que les puede ser útil; teniendo entonces la disposición para reflexionar, dialogar y tomar decisiones. En Educación Inicial esto se logra cuando el facilitador se involucra al participante en un ciclo de aprendizaje, mismo que consta de cuatro etapas, que se presentan en el cuadro siguiente.
Se parte de una experiencia. Ésta puede ser previa a la acción formativa o vivirse en el evento mismo, como sucede cuando el promotor educativo realiza una actividad en la cual los adultos experimentan las dificultades que vive un niño en el proceso de apropiación de algún conocimiento o el desarrollo de alguna habilidad. Cuando estas
experiencias son previas, el facilitador propicia que los participantes las recuerden mediante alguna actividad.
Se motiva a reflexionar sobre dicha experiencia. La reflexión consiste en que los participantes evoquen detenidamente el contexto en el que se dio esa experiencia, es decir, traen al momento actual el recuerdo de vivencias anteriores junto con las emociones, los sentimientos y saberes que se experimentaron en el pasado; comparten
sus vivencias y las relacionan con las que han vivido otros. Esto los lleva al reconocimiento de lo que significó esa experiencia en su desarrollo personal y social.
Se propicia que el o los participantes mediten sobre el significado de dicha experiencia y que obtengan conclusiones a partir de ésta. Ayuda mucho compartir información que no estaba en el contexto de la persona o grupo en formación, como cuando la promotora educativa trabaja las ideas principales y se le pide que relacione esa información con su propia experiencia, lo cual la lleva a construir nuevos conocimientos. Cabe señalar que la nueva información conduce al participante a un nivel de conocimiento más complejo del que tenía antes de vivir la experiencia formativa. A esto se le llama conceptualizar.
Ésa es la razón por la que un espacio o acción formativa debe contener información relevante, que quizá no estaba en el entorno social de la persona que está formándose y tiene que ser manejada de tal manera que pueda construir nuevos conocimientos.
Finalmente, se pide al o los participantes que se involucren en una situación donde pongan de manifiesto sus nuevos saberes, pues el ciclo de aprendizaje estaría incompleto si no se realiza una aplicación práctica que permita ejercitar o consolidar los conocimientos, habilidades y actitudes que el participante ha construido en el proceso formativo.
Dado que es un ciclo, se puede empezar y continuar por cualquiera de sus etapas, lo que no se puede hacer es dejar de realizar alguna, porque el proceso se quedaría incompleto y los participantes no lograrían aprendizajes significativos. Por otra parte, esto explica por qué es viable y deseable mover los momentos de las sesiones. Pero para tomar esta decisión se deben tomar en cuenta las características del grupo, pues a algunos se les facilita que se empiece con una breve explicación teórica para luego reflexionar; hay otros casos en los que es mejor empezar por actividades prácticas y al final reflexionar.
En los espacios de formación, el ciclo de aprendizaje se da en los momentos que se indican en el cuadro siguiente.
Ciclo del aprendizaje | Sesión | Taller |
Experiencia y reflexión | Momento para reflexionar | Momento para la Recuperación de Saberes Previos en Torno a una Problemática |
Conceptualización | Momento para compartir ideas | Momento para el Análisis Práctico y Desarrollo de Competencias |
Aplicación | Momento para poner en práctica | Momento para el Análisis Práctico y Desarrollo de Competencias |
Reflexión | Cierre | Socialización de aprendizajes e identificación de su aplicación |
El proceso formativo en los espacios y acciones de formación
El esquema siguiente muestra los componentes y el flujo de las acciones que se deben realizar para planear los espacios de formación:
El proceso formativo empieza con la realización del diagnóstico que permite identificar las fortalezas y áreas de oportunidad de los participantes. De ahí que para planear y llevar a cabo la formación de la cadena operativa, sea en taller, red de apoyo o sesión; los equipos de zona o estatales deben hacer un diagnóstico de la situación en que se encuentran las competencias de sus integrantes, ya que sólo identificando los aspectos señalados, se podrán fundamentar, diseñar y ejecutar acciones de formación que respondan a las necesidades y expectativas de dichos agentes.
Para lograr lo anterior, es necesario revisar el plan de mejora de los agentes educativos, analizar los registros de observación elaborados en las visitas de asesoría y seguimiento, analizar los instrumentos que utiliza el promotor, como son la planeación y la autoevaluación, además de dialogar con ellos para que manifiesten lo que les interesaría fortalecer en el evento o acción formativa. Luego se procede a jerarquizar las necesidades, identificando las que son prioritarias de atender. Finalmente, se integran las que son comunes. Es recomendable no seleccionar más de tres necesidades para ser abordadas en el evento o acción de formación.
Una vez identificadas las necesidades e intereses, se recurre a los mapas para seleccionar las competencias y los indicadores por fortalecer. De acuerdo con las necesidades se piensa cuál puede ser la competencia y más específicamente los indicadores, que una vez atendidos, harán que la figura educativa, los padres, cuidadores y los niños mejoren su desempeño.
Después se plantea lo que se pretende que logren los participantes al involucrarse en el proceso formativo. Es decir, se elabora el objetivo, mismo que debe incluir el
desempeño que tendrán los participantes durante y al término de la acción formativa. Junto con lo anterior, el facilitador necesita tener claro cuál es el contenido que le da fundamento al espacio o acción formativa, pues si no tiene dominio de la temática por desarrollar, se corre el riesgo de no profundizar tanto como lo necesiten los agentes educativos y por ello no crecerán en sus competencias, pues no podrán llevarlas a otro nivel de complejidad. Esto se logra al revisar los materiales bibliográficos del Programa y otros a los que tenga acceso el facilitador, al seleccionar las ideas principales para una sesión o al investigar sobre alguna temática específica que le dará sentido a un taller.
Se ha comentado ya que los espacios y acciones de formación deben tener contenido, lo cual significa que el facilitador debe tener formación en la temática que se va a abordar; por ejemplo: si una competencia por fortalecer es la de pensamiento alternativo, se deben conocer aspectos como: resolución de conflictos, asertividad, creatividad, pensamiento lateral, torbellino de ideas, entre otros.
Estos elementos son la base para planear las actividades que se van a realizar en el espacio o acción de formación, sin perder de vista que debe haber un ciclo de aprendizaje. Por tanto, para lograr la recuperación de saberes previos, el facilitador diseña alguna actividad que propicie la reflexión y el reconocimiento de que hay fortalezas y necesidades que atender en sí mismos como agentes educativos, ya que de esa manera asumirán que tienen áreas por mejorar y estarán en mejor disposición
para atenderlas.
Éste es el momento en que se relaciona el diagnóstico con la planeación, ya que la actividad de reflexión debe contener las necesidades que están dando origen a la planeación del espacio de formación. No hay que perder de vista que la reflexión es más profunda cuando se diseña alguna actividad didáctica que refleje la necesidad, pues cuando el adulto participante “se ve reflejado” en una obra con títeres, en el fragmento de una película, en una anécdota, en un texto de reflexión o en un cuento, es más fácil que reconozca sus áreas de oportunidad y se motive para realizar las actividades programadas pues sabe que le servirán para ser más competente. Es conveniente que al término de estas actividades, los participantes tengan oportunidad de seleccionar la competencia que consideren necesario fortalecer en el evento, de modo que se pueda trabajar en equipos en el siguiente momento metodológico. Enseguida se planean actividades por cada competencia, que permitan a los participantes ejercitarlas y fortalecerlas en el evento mismo.
Finalmente se selecciona o se elabora el material con el cual se va a trabajar. Se determina un tiempo aproximado para las actividades, y se determina la forma en que se va a valorar el proceso vivido, los aprendizajes logrados y la identificación de dónde y cuándo se va a aplicar.
En todos y cada uno de los espacios y acciones de formación debe hacerse este proceso general de planeación e incorporar los ciclos de aprendizaje para que tenga un impacto positivo en las competencias, es decir, que sea formativo.
La autoformación como estrategia para que los agentes educativos desarrollen sus competencias
Una aspiración del Plan Formativo es que los participantes lleguen a un nivel de desarrollo tal en sus competencias personales, sociales y teórico metodológicas, que sean capaces de tomar en sus manos su proceso formativo; es decir, que lleguen a la autoformación. Esto significa que se requiere de un conocimiento de sí mismo, habilidad para reconocer sus fortalezas y áreas de oportunidad, así como facilidad en el manejo de los mapas de competencias.
Para lograrlo se propone que los agentes educativos apliquen un procedimiento
que consiste en:
• Hacer un autodiagnóstico de sus competencias, seleccionando la que considere
prioritaria. Esto puede realizarlo en el momento que hace su autoevaluación en un evento o sesión.
• Identificar los indicadores que ya realiza con facilidad, los indicadores que hace con dificultad y los que todavía no logra.
• Diseñar por sí mismo o con el apoyo de alguien más una serie de actividades por realizar para que, a través de la práctica, se puedan convertir en fortalezas, es decir, en algo que ya pueda hacer con facilidad.
• Especificar un periodo de tiempo para la realización de dichas actividades.
• Hacer continuamente una valoración para identificar los avances y seleccionar nuevos indicadores por fortalecer.
Todo este proceso puede ser manejado a través de un formato de plan de mejora como el que se presenta a continuación:
Plan de mejora personal | ||||||
Autodiagnóstico | Planeación | Seguimiento | ||||
Área lograda | Área de mejora | PERIODO | Acciones específicas a favor del desarrollo de mis competencias |
Resultados de mis acciones | ||
Competencias por mejorar | Lo hago (indicadores logrados) | Lo hago con dificultad (indicadores por trabajar) | No lo hago | |||
Regula sus emociones frente a distintas situaciones | ||||||
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